Reutilio explica que había ocurrido algo parecido con Laura: la llevaron a parir a la casa del cliente para hacer creer que era su mujer. Pero al transportarla, ella despertó y se bajó en un semáforo. ¡Lo han hecho montones de veces! ¡Nunca había pasado! El chico era joven y nuevo en el trabajo. No cerró la camioneta con seguro, y tampoco las enfermeras la habían sedado.
—Les digo que deben calmarse; ellas no saben nada —asegura, jugando con su bastón—. Aunque la policía venga, pasará lo de siempre: no encontrarán nada. —¿Por lo menos cogieron a sus hijos? —preguntó un doctor. —Uno; la otra no había parido todavía, y la asociación de Camelia y Ariel Rhys lo desapareció —contestó—. Así que olvídense de esa niña. Los presentes se mira