386. LA EMBARAZADA EN EL CAMINO
En la asociación, el capitán Miller corría para despejarse en la calle frente al lugar donde está ubicada. Se alejaba cada vez más, sintiéndose frustrado. Camelia ahora le estaba demostrando que no quería nada con él, y al parecer era verdad lo que no paraban de decirle todos, ya fueran trabajadores, familiares o incluso los acogidos en el lugar: que esos dos se amaban con locura y que nunca se separarían.
Se detuvo a la orilla de la carretera, apoyándose en sus rodillas con ambas manos. Ismael era otro que le vivía diciendo que Ariel y Camelia se habían salvado juntos, que no debía destruir eso y que confía en él ciegamente.
—Miller, yo sé que es algo muy duro para ti verla todos los días después de las ilusiones que te habías hecho con ella —era lo último que le había dicho cuando lo había visitado&mda