El señor Rhys le contesta a su hijo que le cede las riendas de la casa y la familia. De ahora en adelante, deberá ser él quien tome las decisiones. Se dedicará a descansar y a ser feliz con sus nietos. Marlon acepta y le cuenta que María Graciela no tenía a nadie más en el mundo. Por ello, y por todo lo que había hecho por los niños, querían hacerla parte de la familia, lo cual es aceptado por unanimidad.
Mientras tanto, Ariel y Camelia tienen que regresar al hospital, por lo que han subido a su habitación a darse un baño y cambiarse de ropa para irse a quedar con la abuela.—¡Dios, Cami, qué susto he pasado! —dice en cuanto entran en la habitación.—¿Tú solo? —responde ella de igual manera—. Ya me veía con ellos; por poco me da un infarto, no te miento, me aterré. Pero si hubieran sido tuyos, los