—Te prometo que no descansaré hasta encontrarlos —dijo Graymond—, tengo una deuda moral con Graciela, y aunque ya no pueda hacer nada por ella, puedo hacerla por sus hermanos.
—Yo también pondré a mis hombres a investigar, y ayudaré en lo que pueda —dijo Conrado.
—Gracias, de verdad me alegra que