Salomé no se movió, manteniéndose firme ante Sergio, sabiendo que no podía permitir que tomara una decisión tan drástica y mucho menos que le causara daño a su padre, porque a pesar de que no estaba del todo contenta con él, lo quería y no deseaba que le hicieran daño.
Miró a los ojos a su tío, bu