—Ay, señora, se ve que está enamorada, y me alegró, es un buen hombre a pesar de lo gruñón.
De pronto las luces de la habitación se apagaron y Salomé se sintió nerviosa.
—¿Qué fue eso? —interrogó con preocupación sintiendo que el corazón se le iba a salir del pecho.
Le dio a Grecia a la señora Cl