Salomé lo miró muy molesta, no podía creer que él fuera capaz de hacerle eso.
—¿No me vas a responder a la pregunta que te estoy haciendo con eso, pétalos de rosas en el suelo? —inquirió con una sonrisa.
—La verdad es que no sé si responderte o abofetearte ¿Sabes el susto que me has hecho pasar? ¡