Megan
Tengo los ojos completamente cerrados, creo que me he quedado dormida hasta que el móvil me despierta. En la pantalla aparece mi padre y el corazón se me dispara.
—Padre —respondo
—Hola hija, ¿cómo estás? he vuelto…
—Ya me enteré —digo y suelta una risita, eso me tranquiliza
—Deberíamos de cenar juntos —dice
—Estoy en pijama ya —miento—. Ven a casa —digo y él responde afirmativamente, la llamada se termina y le notifico a Dona que la cena ahora será para tres. Mi cuerpo volvió a tensarse, me apresuro a salir del jacuzzi y me dirijo hacia el closet para seleccionar una pijama y secar mi cabello.
Es cuestión de un par de minutos para estar lista y bajar a la sala de estar y encontrarme a mi padre tomando whisky con Ezequiel.
—Hola —digo y puedo sentir la mirada de Ezequiel que me recorre de arriba a abajo. La pijama no es para nada sexy, en realidad es un camisón largo color vino y una abrigo que me cubra del frío que hace.
—Hija —dice poniéndose de pie y saludándome con un