Capítulo 8

Lucía

La casa es muy lujosa y ordenada, camino con sumo cuidado pero sin dejar de mirar en dirección a David, hasta que se me ha perdido de vista.

—Pero que pasa… no muerdo —niego nerviosa y aprieto mis manos.

—Disculpa —alza una ceja y luego mira hacia la mesa.

—Es la cena especial de mamá, deberíamos de llevarla —asiento y tomo el plato que me entrega en brazos, pero justo en ese instante llegan Orazia y Carmina.

—¿Necesitan ayuda? —pregunta Orazia y Pía le entrega otro plato—. ¿Qué pasa Lucia?, ¿estás nerviosa?

Me tardo un poco en comprender que la pregunta va dirigida hacia mí. Muerdo mi labio e intento parecer lo más segura.

—Sí, un poco —sonrío y las tres mujeres me miran con el ceño fruncido.

—Cualquiera diría que no quieres estar aquí, tendré que hablar con mi hermano… —al instante mis ojos se abren como platos.

—No… no, estoy bien, estoy… no le digas a David, lo siento he sido muy grosera, lo siento —Pía deja el plato en la mesa y luego me toma de los hombros.

—¿Qué te
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