Él
Han pasado dos semanas desde la última vez que vi a Megan. Tomo un trago más de la botella de whisky que tengo en mis manos y siento como desgarra mi garganta. Desde el primer momento he hecho hasta lo imposible por rastrearla pero es como si la tierra se la hubiera tragado desde que salió de casa.
Puedo recordar todavía esa mirada de decepción, de dolor en sus ojos. La destrocé, terminé por acabar con cualquier sentimiento que ella tenía por mi… un amor real, un amor que me hacía sentir lo más humano posible. Ahora solo tengo su ropa, solo tengo su aroma leve en esta habitación.
Mi móvil timbra de nuevo, es Tom.
—Que —respondo de manera seca
—La chica de Peter —tomo un gran suspiro
—¿Qué pasa con ella?
—Ha muerto, una sobredosis —bufo, ya había tardado.
—Bien, sigue vigilando los movimientos de ese idiota, pronto acabaré con él —la llamada se termina y veo la fotografía de Megan en mi móvil. Fue del día en que nos comprometimos, su sonrisa, sus labios.
—Te extraño mi amor… po