CAPÍTULO VEINTIDÓS: EL COLAPSO BAJO LA PRESIÓN/ POR PURA NECESIDAD NOS SEPARAMOS
Alice Collins.
«La amabilidad profesional de Matthew se derrumbó en un instante. Había tocado el único punto que yo creí haber blindado con mi miedo», pensé.
El aire en el despacho se había vuelto denso, casi irrespirable. Su sonrisa fría y su declaración —"las encontraré"— resonaron como el disparo de un ultimátum. La sangre se me fue a los pies y mi corazón se aceleró con una furia helada y un pánico crudo. ¡Me inquietaba y me asustaba a partes iguales! Me maldije en mi interior por ser tan ingenua.
Rodé los ojos, incrédula. ¿Qué creíste, Alice? ¿Que él cedería sin indagar? Tonta por pensarlo.
La rabia y el pánico se mezclaron en mi pecho. Matthew había dado en el blanco con demasiada precisión. Mi única defensa era mi coraza.
Me levanté completamente, obligándome a mantener la compostura. Matthew seguía reclinado en la silla, disfrutando el golpe que acababa de asestar. Su arrogancia me enfurecía.
—No