Adrián se volvió hacia Hannah, la abrazó con fuerza y acarició su vientre, mientras ella enredaba los dedos en su cabello.

— ¿Me apoyarás en esto? — le preguntó él.

Hanna lo miró directo a los ojos.

— Claro que sí — le dijo — . Creo que es una buena oportunidad. Nadie más que tú ha estado al frente de esta ciudad, y te mereces ese reconocimiento.

— Será mucha la responsabilidad — comentó Adrián, volteando boca arriba mientras observaba el techo de su nueva casa.

Pero Hannah sonrió.

— Claro que lo es. Pero si no estás seguro, entonces da un paso a un lado.

— Creo que es lo mejor. Yo conozco esto desde el principio. Creo que soy el indicado para guiar esta ciudad hacia donde tenga que ir — dijo, mientras se sentaba en el borde de la cama y ella le acariciaba la espalda.

En cuanto Javier vio a su padre bajarse de la cama, corrió hacia él y saltó sobre su regazo. Adrián lo tomó en sus brazos y le dio muchos besos, luego lo apretó con fuerza, abrazándolo. Javier intentó escapar de lo