59| De regreso.
— No me parece que sea una buena idea — dijo Adrián. Estaban sentados en la playa. Aquello a Adrián le parecía un tanto absurdo — . Es como si hubiéramos estado de vacaciones, pero planeando un golpe de estado para derrocar a miembros corruptos de una organización que produce órganos en el mercado negro.
Francisco estaba sobre la arena, haciendo unas flexiones de pecho, seguramente para impresionar a un grupo de chicos que lo observaba desde el otro lado. Su hermana Ana María se estaba deleitando con el cuerpo del policía. Adrián tomó un puñado de arena y se lo tiró a su hermana.
— Te estoy diciendo que no me parece una buena idea. ¿Cómo haremos para que te encierres tanto tiempo dentro de la oficina de Luciano?
Ella se encogió de hombros.
— No lo sé. Alguna forma se les ocurrirá. Antes deberían agradecer que les voy a ayudar en esto.
— Sabes que tienes que hacerlo porque me quieres mucho.
Fue ella la que tomó un puñado de arena y se lo lanzó a la cara. Adrián respiró profundo mie