58| El real.
Hacía muy poco que Hannah se había enterado de la verdad, ni siquiera había sido capaz de entender completamente lo que estaba sucediendo. Aún había sido incapaz de aceptarlo y ahora ya tenía el verdadero Alfonso frente a ella.
Le entró un mareo tan fuerte que tuvo que aferrarse con fuerza al escritorio de la recepcionista. La mujer se puso de pie y la ayudó, la tomó por el brazo y la llevó hasta una mesita de centro, luego la sentó en el mueble. El aire acondicionado la tenía un poco más mareada, solo quería salir, quería salir de ahí y no escuchar a nadie, no hablar con nadie, enfrentar nada, quería morirse.
— ¿Qué estás haciendo aquí? — le preguntó a Alfonso. Estaba de pie a su lado, tenía las manos metidas en los bolsillos.
— Pues en cuanto noté que mi esposa salía de la ciudad, no me quedé con las ganas de saber hacia dónde iba. Me pareció curioso que Adrián saliera de viaje y luego lo hicieras tú. — Escuchar de nuevo el nombre de Adrián le trajo otra puñalada al corazón.
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