De vuelta en el salón privado, Brith no podía contener más su frustración. Tomó su teléfono y marcó el número de Brihana, pero ella no respondió. Esto solo aumentó su irritación. ¿Por qué no contestaba? ¿Estaba demasiado ocupada con Estevan o con ese tal Andrei?—"Esto es ridículo" —murmuró, dejando el teléfono a un lado.Uno de los inversionistas, que había estado observando en silencio, finalmente habló.—"Cartier, si me permites un consejo… No dejes que tus celos nublen tu juicio. Tu esposa es una mujer excepcional, y eso atrae la atención de muchos. Pero al final del día, ella lleva tu apellido, no el de ellos.". Brith lo miró, considerando sus palabras. Pero aunque sabía que tenía razón, no podía evitar sentirse inquieto. Los elogios hacia Brihana, los hombres que la rodeaban, las miradas de admiración… Todo eso lo estaba volviendo loco.
Mientras el evento llegaba a su fin, Brihana se tomó un momento para mirar la ciudad desde el balcón del auditorio. Las luces brillaban como estr