CAMILA
A veces me pregunto si no estaré rota por dentro. Si esa parte de mí que alguna vez creyó, que soñó, que se entregó sin miedo, ya no existe. Porque, aunque los días pasan y la rutina debería ser un bálsamo, lo cierto es que me siento más fuera de lugar que nunca. Como si no importara lo que haga, siempre me faltara algo. O, peor aún, alguien.
Y odio admitirlo, pero ese alguien sigue siendo Nicolás.
No debería ser así. Después de todo lo que pasó, de todo lo que dolió, de todas las promesas rotas y de las lágrimas que nunca se vieron… no debería. Pero lo es.
Cada vez que su