El Jeque no podía creer en esas fotos, su esposa lo amaba, Monserrat lo adoraba, pero ahora mismo estaba tan cerca de ese hombre ruso que parecía intentar seducirla en casa paso, en cada respiración, y en cada maldito momento.
— ¡Mi esposa me ama, no puede tener una aventura con ese príncipe encantador europeo! ¿Qué diablos está pasando?
— No lo sé, ¿Dímelo tú? Si te ama porque de pronto está paseando por un romántico parque, al lado de este príncipe nobiliario perfecto y varonil, y...
— Suficiente Darkok, ya entendí el mensaje, ese imbécil ha estado con mi mujer desde que ella llegó a este congelador, llévame ahora mismo a esa villa, quiero que Monserrat me dé una explicación de inmediato.
— Está bien, pero... ¿Vas a ir vestido así? Te vas a congelar en ese vestido.
— ¿Qué tiene de malo mi thobe?
El CEO ruso se le quedó viendo por unos momentos. En ese lado del mundo definitivamente era además de inusual, un poco extraño.
— Está bien, me cambiaré. Amy prepara un tr