El hijo perdido vuelve al padre.
La segunda sorpresa que el Jeque Ali le tenía preparada al importante agente, había movido la vida de tres personas hasta la raíz, ahora ya no había marcha atrás, tenían que tomar el toro por los cuernos, y enfrentarse unos a otros.
La pregunta del pequeño había quedado en el aire, cuando la madre iba a responderle que no era así, que ese hombre no era su padre, se escuchó la voz del apuesto hombre ruso.
— Lo soy, soy tu padre, mírame, eres idéntico a mí, un Volkov. — Sergey estaba en shock, le costaba asimilar que existía un niño con su sangre en el mundo, uno que era su viva imagen.
— Nunca vienes a verme, solo el abuelo me lleva al parque y me compra golosinas, el abuelo me arropa, pero nunca me has arropado, entonces... No quieres al pequeño Lenin, no te gusto porque estoy rellenito, tú no quieres ser mi papá, ¿Cierto?
El niño estaba evidentemente dolido, sus hermosos ojos brillaban a punto de llorar.
— Lenin, mamá te quiere, los abuelos te quieren, el señor bigotes