El Jeque quiere un hijo.
Después de que el susto se le pasó, el agente ruso rápidamente recuperó la compostura.
— ¿Desde cuándo estás aquí?
— Hmm, todavía estaba oscuro, es que... Tengo hambre, mamá todavía no se despierta, ella está cansada porque trabaja mucho, no la molestemos.
El ruso no entendía al principio porque el niño le decía todo eso, hasta que comprendió que vino a qué se hiciera responsable de él, y por ahora lo que tenía era hambre.
— Espera a que me asee, después bajamos a desayunar.
— Tardarás mucho, podemos ir así en pijama, si te demoras me va a doler el estómago.
Para sorpresa del mayordomo, su señor bajaba en pijama de la mano con el niño.
— Buenos días señor Volkov, buenos días joven amo. Ustedes... Bajaron en pijamas...
— Si, es para estar a juego con Lenin. — Dijo el ruso mientras se aclaraba la garganta.
— El jóven amo se ve encantador. — Elogió el mayordomo. Nunca esperó la respuesta del pequeño.
— ¿Verdad que si? Yo siempre me veo adorable, creo que es porque