Las amorosas madres les estaban dando el desayuno a sus heridos hijos solo por ellas se dejaban consentir, y los padres solo con sus hijos compartían a sus esposas
Afuera, Cassandra, Andrés y Andye, conversaban sentados en uno de los sofás, acerca de lo que había sucedido y lo negro que se puso todo desde que atacaron a Adrián
— Dallán, tienes una mano herida, ¿Por qué no has dicho nada, vamos a qué te vea el médico — Aithana se daba cuenta que su hijo estaba lastimado
— No es nada mamá, tuve que poner a raya a los gatos de los herederos Roquefeller, por qué se querían meter en la pelea y yo no se los iba a permitir
— Drago, tienes horas aquí, ¿Cómo es que no te has dado cuenta de que nuestro hijo tiene una mano lastimada? Pero que negligente, llévalo a qué lo revisen
— Dallán, no me dijiste nada, si te dolía debiste hablar
— ¡Tú debiste darte cuenta CEO del demonio!
Drago, había sido regañado por su esposa, ahora llevaba a su hijo a ser revisado a la sala de urgen