Los reyes no se soportan.
Eran tan impresionantes los peculiares seres mágicos, sobrenaturales, y milenarios, que había conocido esa noche, que el ruso quería pertenecer, pero para eso tendría que casarse con uno de ellos.
— No es tan sencillo como parece, si te casas con una vampira que no sea tu compañera destinada, ella terminaría matándote apenas la aburras, además no podrás ni siquiera levantarle la voz, mucho menos maltratarla o engañarla, de hacerlo estarías cavando tu propia tumba.
El rey de los vampiros explicaba al Pakhan de Rusia.
— Lo haces sonar demasiado trágico. Las parejas por lo regular no se asesinan.
— Así es, pero cuando son unidas por el destino, de otra forma no habrá razón por la cual permanecer.
— A ver, ¿Estás diciendo que si la hermana de la esposa del rey Gambino no fuera tu alma gemela, tú la asesinarías?
— Por supuesto, sin pensarlo demasiado, o quizás solamente la tendría una noche y después la desecharía, más nunca de los nunca la haría parte de mi mundo, jamás