Después de insistirle tanto a Letty que se tomara el té para que se relajara, finalmente lo hizo. Me dejó tranquilo que con mi cariño y mimos se quedó dormida, ahora ella descansaba como un ángel en mi cama.
La decisión estaba tomada y no había vuelta atrás, la llevaré conmigo a Los Ángeles. Sé que allá estará mucho mejor y de hecho confío más en un pronóstico médico de uno de mis colegas.
Además, no quería seguir arriesgando a Letty en Nueva York con su padre suelto, no me perdonaría que Letty tuviera que volver a encontrarse en una situación como la de hoy. No quiero arriesgarla más, quiero poder protegerla, que lleve a cabo su recuperación con tranquilidad y poco estrés.
Aunque Letty me preocupaba demasiado, no sé cómo vaya a reaccionar cuando despierte después de lo que pasó hoy. Maldigo el momento en el que la invité a que viniera conmigo, si supiera lo que iba a ocurrir jamás la hubiera hecho pasar por algo así.
Tengo que hablar muy seriamente con ella, que me haya ocultado