El doctor Jones, logró reanimar a su compañera quien parpadeó un par de veces, y abrió los ojos, confundida, observó a su alrededor y fijó su mirada en la joven que permanecía abrazada a un muchacho.
—Tienes que ser tú —exclamó la doctora, sin perder de vista a Laura.
—¿De qué hablas Emilia? —averiguó el médico confundido.
—De mi hija, la niña que he buscado durante tantos años —repuso ella.
Laura arrugó el ceño, y miró a su esposo, confundida, según las investigaciones su madre estaba muerta, entonces se acercó a la mujer.
—Señora, creo que aquí hay un error... mi mamá murió —aseveró.
La doctora negó con la cabeza, mient