Fernando, y Smith, iniciaron su empresa de seguridad privada. Max, después de varios meses logró convencer a Rebeca, de regresar con él, ahora podía disfrutar de su esposa y su hijo.
La pequeña Ángela, ya caminaba y su padre, el agente García, extremaba cuidados con su niña.
Kate asistía a las terapias, claro que después de la muerte de Damián, muchas cosas cambiaron en su interior.
Laura, e Ignacio esperaban con impaciencia noticias sobre la adopción, la joven nunca dejó de decirle mamá a Constanza, a quién visitaba casi a diario.
Kate, y Fernando, poco a poco iban madurando su relación, no dejaban de tener discusiones que terminaban en fogosas reconciliaciones, ellos se amaban con sus defectos y virtudes, con ese carácter indomable que ambos tenían, pero ahora ya las sombras del pasado no empañaban su felicidad.
—¿Es necesario ir hasta Long Lake, Fernando? ¿Por qué aceptaste? — preguntó Kate, algo cansada, hacía días que su espos
Queridos lectores, gracias por haber llegado al final. Espero hayan disfrutado esta historia. No olviden dejar sus reseñas. ¿Desean epílogo?