Emilia, sin pérdida de tiempo aplicó la técnica de respiración cardio pulmonar, para salvarle la vida, mientras Ignacio llamaba a una ambulancia.
Damián empezó a respirar un poco mejor, abrió sus ojos con lentitud.
—¡Eres tú mi amada Emilia! —balbuceó, tomando la mano de aquella mujer, mientras Kate, observaba indignada aquella escena.
—Sí, soy yo; por favor no hables, en breve vendrá una ambulancia — recomendó la doctora.
—Pero me dijeron que estabas muerta —habló él agitado.
—Damián, escúchame por favor... ¡No hables! —solicitó—, yo te explicaré todo más adelante.
La ambulancia llegó, subieron a Damián, a la camilla y luego al vehículo, para estabilizarlo, mientras Emilia, no se despegaba de él.
Ignacio se ace