Epílogo.
Duncan.
-Ocho.
-Si. -Dije con calma.
La cara de mis dos amigas era un poema.
-Espera, ¿Ocho?
-Si.
Megan y Stella se miraron con incredulidad.
Habían pasado un par de semanas desde que mi vida había cambiado (nuevamente) y esta vez para mejor.
Vivía con mi pareja, mi madre estaba feliz de integrarse a la manada (sobre todo cuando supo de esos ocho) y mi familia política me gruñía una vez al día solo por diversión.
Yo no podía ser más feliz.
Había esperado a que Stella regresara por fin de su Luna de miel para poder reunir a mis amigas y hablarles de lo que había estado pasando conmigo. Quería sorprenderlas.
-Y dices que eres un Alfa. - Dijo Stella despacio.
-No sé por qué es tan difícil de creer. - Dije divertido. - Megan también es un Alfa.
-Bueno, Megan tiene pinta de una. - Dijo Stella y Megan asíntió.
-Eso es discriminación.
-Esto es la verdad pura y dura, querido Duncan. - Dijo Stella agitando una mano para restarle importancia. - Más allá de eso, cr