- He besado prostitutas en la boca. Y puedo asegurarte que besan jodidamente bien. - Jorel dio su opinión.
- Hay un niño en la mesa. - Me acordé.
- ¿Quién no sabe lo que es una polla? - se quejó Isabelle.
- Chica, ¿eres normal? - Jorel miró a mi hermana pequeña.
- ¿Normal, yo? ¿Lo eres tú? ¿Alguien lo es?
Isabelle dándole su lección moral de una manera no muy sutil.
- ¿Has besado alguna vez, mocoso? - quiso saber.
- Sí.
- ¡Joder, qué pronto!
- ¡Pero yo no soy una prostituta! - aclaró y luego miró a nuestra hermana - No es que la esté juzgando. - Ella levantó las manos en señal de inocencia.
- Si me apetece, beso sin cobrar. - Rita miró a Rael.
- Así que esta maldita prostituta... ¿Es verdad? - estaba confuso.
- Tu amigo de ahí -señaló a Gabe- tenía mi vida investigada y durante la cena decidió contarle a mi familia que soy prostituta en Estados Unidos. Por supuesto, nunca tuve intención de dedicarme a esto el resto de mi vida. Pero el dinero es bueno. Y como probablemente sepas, mis p