Los labios de Ernest volvieron a crisparse y una ceja se alzó interrogante. Intentó decir algo, pero la voz parecía traicionarle y no le salía.
- Sus deudas están vencidas. Y la casa está a punto de ser embargada por el banco. - Se lo expliqué.
- I... Puse la empresa en venta - alegó - La concesión de la autopista podría darse a nombre de la deuda.
- ¡No! Te quitaré tu casa, confiscaré tus bienes, tendrás que dárselos al concesionario. Seguirás sin pagar tus deudas al banco.
- Los tipos de interés... Son demasiado altos.
- Francamente, no me importa. Firmaste el contrato.
- No entiendo por qué Olivia está en esta conversación.
- Quiero que mi hermano se case. Es hora de que se comprometa. Es tan simple como eso.
- Jorel Clifford... Es un hombre muy famoso en los medios nacionales...
- Sí... - Sonreí.
- Por cosas malas. - Tragó saliva.
- ¿Por casualidad ?su hija es una princesa de porcelana
- Para mí lo es.
- Ya veo... ¡Seguramente por eso te quedaste en casa mientras toda la familia e