- ¿Que crees? – preguntó mientras yo devoraba esa sabrosa comida como si no hubiera un mañana.
- Es perfecta.
Él se rió:
- Exacto... Solo tu madre cocina mejor.
- Cierto... Pero la comida es muy picante... Casera... Sin palabras.
- Si me pidieras elegir un restaurante en todo el mundo, elegiría este. - El confesó.
- Estoy sorprendido por esta revelación. - Admití. - ¿Pero por qué?
- La comida es la misma que cuando vine aquí con mis padres.
Lo miré. Me imaginé lo que sintió.
- Me gusta la infancia... Los recuerdos... - Dije.
- Sí... Siempre veníamos aquí los fines de semana a almorzar.
- Algunas cosas se quedan en la memoria para siempre... Que bueno que vengas aquí a sentir eso...
- Recordaré en el futuro que yo también estuve aquí contigo. - Él sonrió.
- Tú... ¿Alguna vez trajiste a Anna aquí?
La pregunta lo sorprendió. Me miró y tardó en responder. Y ya me arrepentí de haber preguntado. ¿Por qué parecía que quería saber todo sobre esa mujer? Tenía muchas ganas de hacerlo, pero al m