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Cuando llegué frente a Dreamworld, cargando una sola maleta y aún más incertidumbres dentro de mí, respiré hondo y traté de tener coraje para lo que me esperaba. Tan pronto como crucé la puerta, vi a Gisa rebuscando entre las plantas. La alegría inundó mi corazón, que latía más rápido. Cuando nos miramos, dejé caer mi maleta y caminé rápidamente hacia ella , quien vino a saludarme a mitad de camino. Nos abrazamos cariñosamente. Gisa fue muy especial para mí. Un amigo que, sin importar el tiempo que pasara, siempre tendría un lugar en mi vida. Se había cortado un poco el cabello, haciéndola lucir aún más hermosa. Todavía estaban pintados de rojo brillante.

- Cuanta nostalgia. Ella dijo cuando me dejó.

- Gisa, verte aquí me llenó el corazón de amor. - Confesé.

- Sabía que no dejarías a Helena sin tu presencia en este día tan especial para ella.

- Sí... No podría hacer eso.

- Pero te confieso que pensé que no volverías cuando te fuiste.

- Yo también. - Confirmé.

- Ven, vamos a mi casa.

A
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