LOIS
El bosque se mueve a mi alrededor, sombras danzantes que se alargan y distorsionan mientras grito de dolor. Es mi primera transformación en mucho tiempo, y para una simple omega, el proceso es un tormento más allá de lo que puedo soportar. Mis huesos crujen y se quiebran, cada grito que escapa de mis labios resuena en la oscuridad.
No recordaba que fuera tan doloroso, no sabía que volviera a serlo.
—¡Ahhh! —Grito, el sonido desgarrando el aire nocturno. El dolor es un fuego vivo en mis venas, una tortura que parece interminable.
Emmanuel se mantiene a solo un paso de distancia, su lobo aúlla en señal de apoyo, pero eso no alivia mi sufrimiento. Grito más fuerte, sintiendo cómo mis huesos se rompen y se reconfiguran con una lentitud agonizante. El dolor es tan intenso que siento que voy a desmayarme.
No lo resisto… no puedo.
El miedo a decepcionar a Emmanuel se apodera de mí.
Es un miedo constante que tengo desde que conocí a sus padres, porque a ellos ya los he decepcionado, pero