Me acerco a la puerta, la deslizo para abrirla y le permito salir.
Natasha avanza, aferrándose al borde del balcón mientras contempla la vista. Suspira y cierra los ojos un instante. Al abrirlos de nuevo, sus ojos se encuentran con los míos. Le hago un gesto para que me siga mientras la acompaño de vuelta a la sala de estar principal y a través de otra puerta lateral. Esta da directamente a un vestidor, con un amplio espacio cerrado para colgar y colocar estanterías.
“A la izquierda está la suite principal y a la derecha el baño privado”, digo.
Retrocediendo un poco, dejo que Natasha explore. El baño cuenta con una bañera con patas, una amplia ducha de efecto lluvia, un inodoro y un lavabo. James y yo nos esforzamos al máximo al amueblar el apartamento.
Natasha chilla, llevándose la mano a la boca al ver el baño, y me muerdo el labio para no sonreír. Luego se gira hacia el dormitorio. El dormitorio tiene una cama king-size, un televisor y una pequeña zona de estar. Es un lugar tranqui