Jack sintió la sangre subiéndole a la cabeza, listo para desatar una tormenta de improperios.
Tenía los hombros tensos y los puños apretados cuando Florence se interpuso entre el desastre inminente y él.
—¡Jack, basta! —exclamó ella con una voz que cortó su furia—. Clara es tu tía, así que vas a mostrarle un poco de respeto. Ha venido desde Vermont, y esta fiesta de cumpleaños podría ayudarla a hacer contactos. Deja que vaya con Charles y Sofía.
La mirada fulminante de Jack pasó de Florence a Clara. —Oh, lo he entendido perfectamente, mamá. Ayudar a la querida tía Clara a codearse con la señorita Kane... es un gran plan. Avísame cuando pueda reservar mi turno para besarle el anillo.
Clara levantó la barbilla y sonrió con suficiencia. —¿Lo ves? Estaré en la vía rápida hacia la alta sociedad cuando me haga amiga de la señorita Kane. ¡Quizás también te lance algunas migajas!
Eso fue la chispa que encendió la mecha de Jack quién golpeó el borde de un jarrón antiguo con la palma abierta, ha