Charles salió del salón cuando, de repente, casi todos los teléfonos de sus guardaespaldas comenzaron a sonar.
Algunos no pudieron evitar mirar sus pantallas, atraídos por la curiosidad.
Unos cuantos, después de leer el mensaje, intercambiaron miradas, sus ojos llenos de confusión y preguntas silenciosas.
Entonces, uno de los guardias más valientes finalmente habló.
—Señor Charles, no quiero ser descortés, pero... necesito preguntar. ¿Es cierto que su dinero se esfumó? O sea, ¿se esfumó por completo?
—¿Qué quieres decir con esfumado? —Charles frunció el ceño, su mirada recorriendo a sus hombres.
Sin embargo, todos le devolvieron la mirada, esperando una respuesta.
—Acabamos de recibir un mensaje —continuó el guardia con vacilación—. Todas sus cuentas bancarias han sido congeladas tras el informe de Jasmine Kingston a las autoridades financieras. Encontraron dinero robado en las cuentas. Está prácticamente en quiebra.
Un silencio tenso cayó. Los guardaespaldas intercambiaron miradas inc