Los labios de Álex se retorcieron en una sonrisa burlona mientras los guardias de seguridad se acercaron, circulando como buitres mirando carne fresca.
—¿Así que es eso, eh? ¿Han decidido resolver esto con puños en lugar de cerebros?
Charles se burló, avanzando con confianza altiva.
—Podrías ser ex militar, Álex, pero estos hombres no son novatos: son asesinos entrenados élite. Estás superado. Entrega esas acciones silenciosamente, o te las golpearemos hasta que vomites tus tripas junto con tu preciosa participación.
Álex se rió fríamente, ojos destellando desafío. Tal vez, solo tal vez, habría reconsiderado si se le hubieran acercado respetuosamente.
¿Pero amenazas? Estaban rogando por problemas.
—Lindo discurso, Charles. ¿Realmente crees que asustarme es tan fácil? Cuidado, niño: tu arrogancia se está mostrando.
El rostro de Charles se sonrojó rojo, puños apretados a sus lados. —¡Bastardo inútil! ¿Con quién crees que estás hablando?
—¡Charles, es suficiente! —ladró el señor Dune, su