Una semana pasó como el viento, ya Jessa sabía muchos pasos de ballet, era el orgullo de Alexander, la directora le había comunicado que era una buena alumna disciplinada y talentosa.
En un pequeño recital la habían escogido para participar, Alexander estaba en primera fila cuando salieron los bailarines, era hermoso verla bailar, pero como que los celos le llenaron al ver a un joven cargarla y tocarle las piernas, Mijaíl le toco el brazo para que se calme diciendo.
—Alexander, así es el baile, no lo hace con mala intención
Se tranquilizó, al clausurar fue a su encuentro y al pasar por el pasillo vio al chico besándose con otro chico y sonrió de la estupidez de sus celos infundados, llego al camerino de Jessa toco la puerta y ella le abrió, cuando lo vio lo beso sobremanera con todo su amor y pasión.
Entro feliz para felicitarla, en pocos días había demostrado la calidad de sus movimientos, se estaba cumpliendo su más caro deseo.
Jessa cerró la puerta con llave a sorpresa de Alexa