Capítulo — Promesa de padre
El mar golpeaba suave contra las rocas, y la brisa de la costa entraba por la ventana abierta de la cabaña donde Adrián y Sofía estaban pasando unos días de vacaciones. Era un descanso merecido, un paréntesis en medio de tanto trabajo, pero ese martes no había sido como esperaban: el desayuno se terminó de golpe.
Sofía había recibido una llamada temprano del hospital, un adolescente, paciente suyo, había llegado de urgencia con un desprendimiento de retina. No podía simplemente no ir porque estaba de luna de miel. Se vistió en minutos, le dio un beso a Ayden en la frente y salió rumbo al hospital. Adrián se quedó en la cabaña, con el niño en brazos, mirando cómo el auto desaparecía por el camino.
—Bueno, campeón… —murmuró, acariciándole el cabello a Ayden—. Hoy somos vos y yo.
El pequeño rió, como si celebrara la idea.
Adrián lo acomodó en la alfombra con sus juguetes y se sentó en el sillón, observándolo. El ruido de los autitos chocando, el balbu