Después de que Bruno se fue, Raquel finalmente salió del auto nuevamente. Mientras subía las escaleras, Carlos y Zoe se acercaron a ella desde otra salida dentro de la capilla, ambos con pánico.
—Raquel, ¿por qué te tardas tanto? —la voz de Zoe estaba llena de preocupación mientras preguntaba.
—Eh, el jefe me envió —reveló Carlos.
—Ah —Raquel hizo una mueca y respondió—: Eh. Vi a Bruno pasar por la puerta. No quería que me viera —entornó los ojos hacia Zoe, preguntando—: No le dijiste, ¿verdad?
—No, me dijiste que no lo hiciera —respondió Zoe.
—Lo voy a verificar, señorita Álvarez —ofreció Carlos—. No se preocupe. A los guardias de seguridad les dieron instrucciones de no dejar entrar a nadie.
Zoe guió a Raquel y a la coordinadora de bodas hacia la puerta. Después de ajustarse su elegante vestido, Raquel se preparó. Puso la mano sobre su corazón, dándose cuenta de que en unos pocos momentos, sería... la señora Reyes, embarcándose en un nuevo capítulo de su vida.
Desde la puerta, Raquel