— Algo así. Pues no, no estoy aquí contigo para acercarme a ella, sino porque quiero acercarme a ti — comenta Franco, y ella sonríe.
— Eso me da un enorme alivio — dice Melisa.
— No pienses lo contrario. Yo estoy aquí con la mujer más hermosa de todo el restaurante — dice Franco. Sus palabras hacen sonrojar a Melisa.
— Eres un exagerado, ¿lo sabías? — comenta Melisa.
— Es la verdad. Eres la mujer más bella del mundo, y estoy muy feliz de tener a alguien así frente a mí — dice Franco.
— ¿Qué comeremos? — preguntó Briana hacia Eduardo, quien se encontraba ocupado en su escritorio, trabajando.
— ¿Quieres que cocine algo yo? — preguntó Briana.
— No, déjame cocinar yo — respondió Eduardo, quitándose los lent