- No se si sentirme afortunado o no, aunque esa respuesta es muy general, todavía me quedan dudas – dijo Mario.
- No abuses de tu situación, te respondí lo mejor que pude por estos momentos – respondió Astrid.
- Está bien, ¿no tienes nada que decirme? Siento que puedo responderte algunas preguntas – expresó Mario.
- Tengo demasiadas y quiero saber ¿Cómo vives sin trabajar? ¿Tus padres eran ricos? ¿Algún familiar tuyo está a cargo de ti? ¿No hay algo más que me ocultes? – preguntó Astrid sin parar.
- ¡Vaya! Esas si son muchas preguntas, bueno trataré de responderlas todas – dijo Mario.
- Okay ¡Empieza! – comentó eufórica.
- No tengo a ningún familiar que se haga cargo de mí, tampoco es que mis padres tuvieran tiempo para decirles, me las he arreglado