Millie lo miró, herida hasta lo más profundo.
¿Qué no volvería a meterse en su vida?¿Ahora que por fin empezaba a aceptar que estuviera en ella decía que no volvería meterse en su vida? Se enjugó las lágrimas y abandonó el despacho con toda la dignidad que pudo mantener.
La asistente vio como ella se dirigía al ascensor arrastrando los pies y sintió pena. Había escuchado al señor Cooper y a ella discutir, y la pobre chica se veía tan vulnerable... Seguramente, el cabrón de su jefe ya le había dado la patada.
El muy cerdo siempre hacía lo mismo con todas las mujeres.
* * *
Tres meses después:
—Millie, el señor Cooper me ha pedido que le envíeslos documento de la urbanización “Paraíso”— ella miró a la otra mujer de arriba abajo.
Sí, ahí estaba ella, Millie Stewart, trabajando como secretaria en Surebank.
—¿Qué le pasa a Bradox? ¿Ahora me manda a su asistente personal a pedirme las cosas? ¡No, no!, dile que me los pida él mismo —solté sin titubea