Se hizo otro silencio eterno luego de la última frase de Luna. Ángel sencillamente se detuvo a mirarla sin hacer el más mínimo gesto expresivo. Fueron interrumpidos por toques en la puerta de la habitación, un guardia entró con la noticia de que Oscar había despertado y de inmediato ambos fueron hacia su habitación.
No se miraron o dijeron una palabra al caminar por los pasillos de la casa. Era de aquellas situaciones donde el intento de rellenar el espacio que le corresponde a un silencio necesario solo puede terminar peor, afortunadamente ambos se dieron cuenta e hicieron de cuenta que el otro ni siquiera estaba allí.
Al llegar a la habitación de Óscar él ya reía y coqueteaba con una enfermera que trataba de tomarla la temperatura mientras estaba sonrojada por el trato de su paciente. Lucía terrible, el rostro era completamente morado y uno de sus ojos ni siquiera podía abrirse correctamente aún.
Al ver a Ángel y Luna entrar al cuarto Ósca