18. Verdades
Emilia Díaz
Mi cuerpo se tensó violentamente al escuchar las palabras de Esteban. Me puse de pie de golpe, sintiendo cómo la angustia se expandía en mi pecho como una ola incontenible. Marcela estaba embarazada. Esas palabras retumbaban en mi mente una y otra vez, como si mi cerebro se negara a procesarlas. Eso significaba que… No, no quería seguir pensando. No quería imaginar lo que esto significaba.
Mis ojos se llenaron de lágrimas de inmediato mientras mi mirada se posaba en Esteban. ¿Desde cuándo lo sabía? ¿Desde cuándo llevaba cargando con esta verdad sin decírmelo? Un frío inexplicable me recorrió la espalda al darme cuenta de que, sin importar cuánto lo había querido, nada de lo que pudiera decir en ese momento cambiaría lo que ya estaba hecho. Sabía que no tenía derecho a juzgarlo, no después de lo que yo misma había hecho con Álvaro, pero eso no aliviaba el vacío que se instalaba en mi pecho ni la sensación de traición que me desgarraba por dentro. ¿Era dolor lo que sentía o