¡Un año sin vacaciones, sin tranquilidad, sin descanso!

— ¡Dios mío, qué bueno que todo salió bien entre esos dos!

Saulo se dejó caer en la cama, suspirando aliviado, mientras Denise se peinaba su largo cabello negro frente al espejo.

— Creo que voy a cortarlo un poco, está demasiado largo.

— ¡No hagas eso, morena! ¡Me encanta tu cabello largo!

— Tranquilo, solo serán las puntas — corrigió. — Solo yo sé lo que sufrí para dejarlo crecer, no estoy tan loca como para cortarlo mucho.

— Eres muy hermosa, ¿lo sabías?

Saulo admiraba la belleza de la mujer de la que estaba enamorado desde el primer día que la vio.

— Mirándome en el espejo, ¡sí, lo sé! — dijo convencida.

— Ah, qué mujer tan segura de sí misma. ¡Muy bien, así me gusta!

Aplaudía mientras Denise terminaba y se acostaba en la cama a su lado.

— ¿Pensaste en lo que te dije? — preguntó seriamente.

— Sí, pero sabes lo que pienso, está mal que nos casemos antes de que tus padres lo sepan, parece que estamos haciendo algo a escondidas.