— Noah, necesitamos contarle a tu familia — dijo Elisa, levantándose ya —. Puede que alguien reconozca a ese hombre.
— Tienes razón — respondió él, dejando de lado el orgullo, aún visiblemente afectado.
Elisa se dirigió al guardia.
— ¿Podría proporcionarnos una copia de las imágenes y la información