82. Suya, pese a todo

El cuerpo tenso de Gianluca pierde un tanto el equilibrio al oír las palabras de Billy. Acrecienta el enervar que se apodera de cada rincón, y que no hay como apaciguarlo.

Ahora se consume por completo, y de pies a cabeza, en su mente, no se salva de ver algo que lo está consumiendo peor que antes.

—¿Dónde —comienza Gianluca, perdiendo la cordura—, está mi esposa?

—La señora Elena se marchó con una de sus amigas-

Gianluca no lo deja termina porque no quiere ni mirar la carpeta que Billy está mostrando. Su desesperación lo lleva directo a una sola salida, donde no tiene escapatoria, donde no puede ver con una buena percepción ya que no existe lo suyo, lo de ellos. Para Gianluca la simple idea de escuchar “Se fue” está arrastrándolo al abismo. Esto es una completa locura.

Enojado, eufórico. ¿Dónde está y ha dónde ha ido?

Es irónico que tan sólo ésta mañana la tuvo entre sus brazos, y para ésta madrugada, donde sus cuerpos no se juntan ni para darse calor el uno al otro, abrazados
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