44.. ¿Quieres ser mi novia?
Rayan Sotomayor
Habían pasado ya tres meses desde que Sofía y yo empezamos a vernos con regularidad. Todo fluía con la serenidad de una marea tranquila, sin prisa, sin presión… solo el suave vaivén de dos almas que se reconocen y se redescubren en cada mirada, en cada silencio cómodo, en cada pequeño gesto cotidiano. Nos habíamos besado un par de veces, sí. Pero aquellos besos no fueron simples roces de labios, sino promesas veladas. Eran besos que hablaban de futuro.
Fue entonces cuando supe que el momento había llegado. Esa certeza que te sacude por dentro, como si el universo entero se alineara para darte una oportunidad única. Y yo… yo no estaba dispuesto a dejarla pasar.
Pensé en la playa.
No una cualquiera. Había una, no muy lejos de la ciudad, donde el viento acariciaba en lugar de empujar, donde el mar parecía guardar secretos y donde la arena era tan suave que caminar descalzo era un placer que te obligaba a sonreír. Allí la llevé en nuestra segunda salida, y por a