23.. Hilo rojo🧶
Dos años después…
Sofía Martínez
Dicen que duele más un amor que nunca se intentó que aquel por el cual lo entregaste todo y no se concretó. Y aunque esa frase resonaba en mi mente con una punzada de nostalgia, sabía que en mi caso no aplicaba del todo. Yo había tomado una decisión: dejarlo ir. No por falta de sentimientos, sino porque entendí que aferrarme a él no cambiaría el destino, solo prolongaría lo inevitable.
Rayan fue, sin duda, una de las casualidades más hermosas de mi vida, un encuentro inesperado que iluminó mis días como un radiante amanecer. Y aunque el final no fue el que hubiera deseado, me quedaba la certeza de que nunca lo olvidaría. Pero también entendí algo esencial: la mejor manera de avanzar no es aferrarse a lo que duele, sino conservar lo bueno y permitir que la vida siga su curso.
Los meses transcurrieron entre clases, exámenes y largas jornadas de estudio. Irene y yo nos habíamos adaptado bien a la vida compartiendo apartamento y, para nuestra sa