Pais X
Los gritos de Sakura se esparcían por la villa Zhao, las manitas que durante años le sirvieron veían atónitas el castigo que su señor le impartía a la señora Shik, no podían evitar sentir pena, fueron muchos años al servicio de su ama y su lealtad estaba solo con ella, así como los seis guardias que Sug le había obsequiado a Jade, solo se debían a su señora, y esa era la razón por la cual estas mujeres estaban de rodillas, pidiendo piedad en nombre de Sakura.
— Se lo suplicamos, gran tigre.—dijo una de las más ancianas, estaba hincada a los pies del viejo tigre.
— Si no salen de mi vista ahora, tendrán el miso fin que su ama. — el viejo tigre ya