Katherine caminó hacia el armario sin mirar atrás, pero sabía que él la estaba observando, el peso de sus ojos sobre ella lo delataba, al igual que la forma en que el ambiente se volvió más denso.
Ninguno dijo nada, lo que era un alivio para Katherine quien solo respiró profundo y sacó ropa interior nueva y un pijama delicado.
Vio que había bastante ropa en el clóset que antes no estaba y supuso que Cassian había ordenado que la trajeran.
Después de qué la atención entre ellos hiciera más fuerte, esto resultaba más incómodo.
—¿Vas a quedarte ahí mirándome mientras me visto? —preguntó sin girarse.
Cassian no respondió de inmediato.
Entonces, con esa calma que siempre ardía más que cualquier urgencia, habló.
—Solo estoy asegurándome de que no vuelvas a caer. Por tu seguridad, claro.
"Mi seguridad, sí, claro."
—Eres un bastardo.
—A veces.
Katherine se quitó la toalla con rapidez, dejando al descubierto su espalda, su cintura, la curva perfecta de su cuerpo.
Sabía que lo estaba provocando